Azúcar, diabetes e hiperglucemia
Como prevenir y tratar los problemas derivados del azúcar: diabetes e hiperglucemia.
Dependiendo de muchos factores y variables, a partir de cierta edad parece más común contraer alguna dificultad con la abosricón correcta del azúcar. Nos damos cuenta de ello una día que vamos al médico y nos enseña la analítica. El azúcar está por encima de 100. Pensamos que como nunca hemos tenido problemas con el azúcar no los vamos a tener, pero no nos damos cuenta que cualquier tipo de dolencia no aparece de la mañana a la noche. Más bien se trata de año tras año de no tener cuidado con los excesos, de no vigilar lo que comemos, de no tener en cuenta los signos que nuestro cuerpo nos envía, lo que nos lleva a contraer las enfermedades y, por supuesto, el azúcar alto no es una excepción. A partir de problemas con el azúcar aparecen enfermedades como la diabetes tipo II, la hiperglucémia, (niveles elevados de azúcar en sangre) o resistencia a la insulina.
A estas dolencias se las conoce como resistencia a la insulina, generalmente. Esto quiere decir que nuestro organismo a creado una resistencia a la liberación de insulina, la hormona encargada de gestionar el azúcar en sangre. Al no liberarla correctamente empiezan a subir los niveles en sangre y ahí es cuando aparece en la analítica y nos dicen que somos diabéticos. Las manos a la cabeza.
Pues bien, como siempre la prevención va a ser nuestra primera y más importante arma. Pero, ¿qué hacer si ya me han diagnosticado azúcar elevado, es decir, hiperglucemia?
Lo primero de todo va a ser conocer que es lo que sucede en nuestro organismo para saber como funciona la enfermedad. Este es un primer paso para empezar a hacernos responsables de nuestra salud.
La resistencia a la insulina sucede cuando el organismo no es capaz de fabricar ni liberar la cantidad de insulina suficiente para gestionar los azúcares que ingerimos. De este modo se empieza a acumular demasiado azúcar en sangre, que es lo que conocemos como hiperglucemia y que es lo que vemos cuando nos hacen una analítica y el valor nos sale por encima de 100.
La resistencia a la insulina primero se da en el hígado, lejos de lo que la mayoría de las personas piensan, que es que se da en el páncreas. Efectivamente y en una segunda instancia la resistencia a la insulina también se dará en el páncreas, pero primero creamos lo que se denomina “resistencia a la insulina hepática”. Esto sucede porque cuando se empieza a crear la resistencia a la insulina y empezamos a sufrir de hiperglucemia, el organismo libera gran cantidad de ácidos grasos libres, (AGL a partir de ahora). Estos se acumulan en el hígado y provocan esteatosis hepática, (hígado graso). Este exceso de AGL en el hígado empieza a provocar la resistencia a la insulina hepática.
Esto no es lo único que provoca, ya que en este proceso se liberan citocinas proinflamatorias y descienden las citocinas antiinflamatorias, provocando estrés oxidativo, es decir, envejecimiento e inflamación de las células de manera prematura. Las citocinas son proteínas responsables de la comunicación intercelular.
Bueno, un cuadro nada alentador. Tenemos un hígado inflamado, los procesos inflamatorios del organismo disparados, los procesos antiinflamatorios del organismo capados, estrés oxidativo, liberación de AGL desmesurada, principio de resistencia a la insulina hepática, hiperglucemia y muchos números de acabar en cirrosis hepática. No mola mucho, la verdad.
Más adelante, cuando el hígado ya ha creado la resistencia a la insulina, (téngase en cuenta que durante este procesos es muy común no tener signos de diabetes), empieza a agotarse el páncreas y empieza a hipofuncionar en la liberación de la hormona y, por ende, empieza a subir el azúcar en sangre, provocando la temida hiperglucemia, primer paso que desenvocará en una diabetes. Siguiente analítica con la mala noticia: resistencia a la insulina, principio de diabetes.
Otras formas de padecer resistencia a la insulina suelen estar acompañadas de:
- Sobrepeso (Perímetro abdominal elevado)
- Tensión arterial alta (HTA, hipertensión arterial)
- Colesterol elevado (>250)
- Hiperglucemia
A Esto se le llama síndrome metabólico. No dejan de ser diversas alteraciones orgánicas que se juntan porque unas favorecen a las otras.
El problema que nos vamos a encontrar cuando nos diagnostican una cosa o la otra va a ser el método de tratamiento que la medicina convencional nos va a ofrecer. Fármacos con efectos indeseables, ninguna recomendación nutricional, efectos secundarios que nos van a llevar a otros fármacos con otros efectos secundarios… En fin, un no acabar.
Desde el punto de vista de la naturopatía se trabaja el organismo como un todo, se trata la raíz del problema y se erradica en principio del desorden, dando al organismo la posibilidad de regenerarse y curarse a sí mismo.
¿Cómo? Muy sencillo, se deben seguir ciertos pasos muy concretos marcados por su especialista en naturopatía y nutrición.
Efectivamente, el cambio en la nutrición va a ser determinante. Es decir, la reducción de azúcares simples es imperativa. Después se puede tratar tanto la esteatosis hepática como las resistencia a la insulina hepática y pancreática.
Si además se suma el síndrome metabólico, se añadirían otros elementos necesarios para tratar los demás desórdenes.
En todo caso: Cuidad de vuestro hígado, vigilad con la ingesta de azúcares simples, bebed agua y depurad vuestro organismo periódicamente.
Para tratar la diabetes desde aquí recomendamos: Gymnema silvestre, cromo, l-carnitina, berberina, cúrcuma, enzimas digestivas, depurativos hepáticos, ácidos grasos poliinsaturados… Como veis existen múltiples opciones y todas ellas válidas. Así que ya sabéis, a cuidarse y cualquier duda, aquí estamos para vosotros.
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Salud
Pau Elias Mondelo
Naturópata y Coach en Nutrición Ortomolecular
Colegiado Nº 3248 ONC Fenaco